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"Sólo es posible transformar la realidad viéndola de otra manera"
Kafka

"Crear, es deshabitar de la vida diaria, para entrar en relación con mundos
posibles que son invisibles para el no iniciado"
Luis Carlos Restrepo

“A la mente del principiante se le presentan muchas posíbilidades;
a la del experto, pocas”
Proverbio Zen


En la mente de principiante no surge el pensamiento "he alcanzado algo". Todos los pensamientos basados en el propio yo tienden a limitar la vasta mente. Cuando no se abriga ningún pensamiento de logro, ningún pensamiento del propio yo, es cuando uno llega a ser verdadero principiante. Entonces es cuando se puede aprender algo realmente. La mente de principiante es compasiva. Y cuando la mente es compasiva, es infinita. Dogen-zenji, fundador de una de las escuelas Zen, recalcaba siempre la importancia de recobrar la mente original infinita. Con ella somos siempre sinceros para con nosotros mismos, resonamos simpáticamente con todos los seres, y verdaderamente podemos practicar.

Para aprender debemos reconocernos ignorantes, como dijo Einstein “Todos somos ignorantes, pero no todos ignoramos las mismas cosas”.
Al ser humano le es imposible saberlo todo. Reconocer la ignorancia en alguna cosa es ya un conocimiento, porque abre la puerta del aprendizaje.
Nuestra mayor ignorancia es no saber que no sabemos.

Aprender es un proceso que no tiene fin. Siempre tenemos algo que aprender. El método más poderoso que existe para enseñar y comunicarse: la metáfora. En las historias, en las parábolas, en las fábulas, el poder de la metáfora se encuentra concentrado. Cuando se dice: «Erase una vez» o «Hace mucho tiempo», en realidad se habla del presente, de aquí y ahora. Las historias metafóricas son eternas.

El factor mas importante en este tipo de cuentos es que tienen el poder de provocar en la conciencia un impacto capaz de situar al oyente o al lector en un estado de comprensión más elevado, brindándole la oportunidad de sentirse reflejado de un modo directo en una situación concreta donde puede reconocerse. y éste ha sido el motivo de que este tesoro de sabiduría haya pervivido durante siglos con absoluta frescura y vigencia.

Con el Life coaching aprendemos a encontrar y crear metas personales, emocionales, mentales y laborales para realmente ser exitoso en su desempeño.

Un life coach te ayuda a mejorar los pilares fundamentales de tu vida: Espíritu, Mente, Emociones y Cuerpo los cuales son sumamente importantes para tener éxito y estabilidad en todos los sentidos.


Buscar un equilibrio es esencial para poder disfrutar la vida y sentirnos con las ganas de hacer todo aquello que deseamos. El coaching mueve a la gente adelante, los hace responsable de sus propias vidas, los moviliza del estado de victima a ser el protagonista principal de la pelicula de sus vidas.
En coaching no buscamos razones, ayudamos a que vos mismos las des-cubras porque las razones ya están ahí y vos no las ves, por eso es una excelente alternativa para encontrar esa estabilidad, armonía y paz interior que tanto anhelas para tu vida.


A continuación un cuento para reflexionar:

Uno de los deportes tradicionales de Alaska es la tala de árboles. Hay leñadores famosos con un gran dominio, habilidad y energía en el uso del hacha. Un joven que quería convertirse también en un gran leñador, oyó hablar del mejor de los leñadores del país y decidió ir a su encuentro.


—Quiero ser su discípulo. Quiero aprender a cortar árboles como usted.


El joven se aplicó en aprender las lecciones del maestros después de algún tiempo creyó haberlo superado. Se sentía más fuerte, más ágil, más joven, estaba seguro de vencer fácilmente al viejo leñador. Así desafió a su maestro en una competencia de ocho horas, para saber cuál de los dos podía cortar más árboles.

El maestro aceptó el desafío, el joven leñador comenzó a cortar árboles con entusiasmo y vigor. Entre árbol y árbol miraba a su maestro, pero la mayor parte de las veces lo encontraba sentado El joven volvía entonces a sus árboles. Seguro de vencer, y sintiendo pena por su viejo maestro.
Al caer el día, para gran sorpresa del joven, el viejo maestro había cortado muchos más árboles que él.

—Cómo puede ser? —se sorprendió—. Casi todas las veces que lo miré, usted estaba descansando!

—No, hijo-mío, yo no descansaba. Estaba afilando mi hacha. Esa es la razón por la que has perdido.

El tiempo empleado en afilar el hacha es valiosamente recompensado.

El esfuerzo en el proceso de aprendizaje, que dura toda la vida, es como afilar el hacha.

Reflexiona, te detienes a afilar el hacha?


*Descubriendo Ser*
Ramiro

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